Roberto estaba furioso, le habían pillado vendiendo porros a unos chicos del colegio en un descampado que tenía este.
El sitio era perfecto, ya que no solía haber gente por ese lugar, pero hoy fue distinto ya que apareció Álvaro con el profesor de física, Mario.
El profesor cuando le vio, dejó a Álvaro y se fue a donde estaba Roberto, al cual le llevó de inmediato al jefe de estudios y al director del colegio. Tras esto, no sé le volvió a ver en lo que quedaba de patio hasta que finalizó la hora del recreo.
Cuando volvió a clase, Roberto estaba furioso, ya que le iban a expulsar durante dos semanas y todo por culpa de Álvaro que había conducido al profesor de física al descampado.
El tiempo pasó rápido y al llegar las 17:00 recogió sus cosas y se fue al autobús del colegio para que le llevará a casa.
En el autobús vio a Álvaro y empezó a discutir con él.
- Eres un gilipollas. ¿Cómo te atreves a llevar a un profesor al descampado? Sabes que ese es mi territorio, pedazo de mierda - Dijo Roberto enfadado.
- No fue culpa mía, yo solo le estaba preguntando unas dudas que tenía respecto al examen de mañana. - Se intentaba excusar Álvaro.
- Si… Si… Lo que tu digas pedazo de mierda. Que sepas que te vas a acordar de ésta. - le volvió a amenazar Roberto.
- Pero si te digo que no fué culpa mia. - Se volvió a excusar Álvaro
De repente apareció Felipe, el profesor de la ruta, que había ido a la parte de atrás del autobús por el alboroto que estaba montando Roberto.
- Álvaro, por favor, vete a la parte delantera del autobús y tú, Roberto, para ya de discutir, que todo esto ha sido mala suerte. - Intentó apaciguar Felipe.
Roberto, que ya no quería tener más problemas se callo y Álvaro se fue para la parte delantera del autobús como le había dicho el profesor.
Lo que quedó de viaje fue más tranquilo.
Cuando Roberto llegó a su parada, le echó una mirada amenazadora a Álvaro y luego se bajó del autobús. Se puso los cascos y se fue directo a casa.
De camino a casa, vio como una especie de piedra caía cerca de donde estaba. Decidió cogerla porque esta “piedra” tenía una forma muy peculiar y después prosiguió su camino a casa.
Ya en ella, sus padres le estaban esperando furiosos por la expulsión, le echaron la bronca y después le mandaron castigado a su habitación.
Ya en ella, tiró la mochila a la silla y se tumbó en la cama. Al tumbarse se clavó la piedra que había guardado en el bolsillo del pantalón, así que se la saco, la contempló y luego se puso a dormir.
Mientras dormía, empezó a soñar con un hombre que tenía un aspecto extraño. Ese hombre le empezó a hablar:
- Hola Roberto - dijo el hombre misterioso al muchacho que quedó confundido al saber su nombre.
- ¿Cómo sabes mi nombre? - Preguntó Roberto desconcertado. - Y… ¿Quién eres?
- Yo sé muchas cosas y respecto a cómo me llamo, se me conoce por muchos nombres, dependiendo de la época que estemos. - Le dijo el hombre con una voz profunda. - Pero tú me puedes llamar Azazel.
- Y… ¿Qué cojones quieres de mi? - Le preguntó Roberto de forma amenazadora
- ¿Yo? - le contestó Azazel. - Yo solo quiero darte gracias por haber cogido un objeto mío. Ese al que has denominado “piedra”. Y como agradecimiento, te voy a dar un poder para que hagas lo que quieras con él sin ninguna limitación. El poder que te voy a conceder se trata de que vas a poder liberar tu espíritu, de esta forma podrás abandonar tu cuerpo a voluntad y poseer a quien quieras.
- Que cojones me estás contando. ¿Eres una especie de demonio o qué? - Dijo furioso Roberto
- Como te he dicho antes, - le contesto Azazel de forma paciente - se me conoce de muchas formas. Pero te aconsejo que no te olvides de mis palabras y que utilices mi poder de forma adecuada.
Dicho esto, el hombre misterioso desapareció.
Cuando despertó Roberto, al día siguiente, era las 6 de la mañana y vio que la piedra, que había dejado en la mesa de noche, ya no estaba allí.
Tras esto, empezó a pensar las palabras que le había dicho ese tal “Azazel” y se quedó dando vueltas a lo que le había dicho, ya que si fuera verdad iba a disfrutar muchísimo.
Se volvió a tumbar en la cama y empezó a sentir algo muy extraño le estaba recorriendo todo el cuerpo. De repente noto como algo le succionaba hacia fuera y luego empezó a ver su cuerpo tumbado en la cama.
Empezó a sonreír y a planear cómo podría usar su nuevo poder.