Cuando te levantas al día siguiente tus recuerdos sobre el día anterior están algo borrosos, pues tu memoria nunca había sido prodigiosa. Llegas a creer que lo que pasó con el genio no fue más que un sueño y comienzas a ponerte el uniforme de la escuela rápidamente, pues llegas tarde otra vez.
'Agh, ojalá empezasemos una hora más tarde' piensas, como todas las mañanas. 'Así podría dormir todo lo que me gustaría' te dices a ti mismo mientras coges tu mochila a toda prisa y te diriges corriendo al colegio.
Cuando llegas ves con incredulidad que la puerta está cerrada y no hay nadie a la vista. 'Mierda, ¿tendré mal el reloj?' cavila tu mente. Pero un pensamiento más placentero te asalta: '¿y si de verdad soy todopoderoso? Debería comprobarlo'. Y diciendo esto comienzas a pensar que las clases empiezan a su hora normal y, efectivamente, de repente tu instituto tiene las puertas abiertas y todos tus compañeros están caminando hacia ellas, como suelen hacer a esta hora.
Estás ensimismado, puedes hacer lo que quieras y nadie puede detenerte: ¡el mundo es tuyo! Este pensamiento te pone muy cachondo inmediatamente.
-¿Qué haces ahí quieto, pasmao? Vas a llegar tarde - oyes que te grita por la espalda el típico estúpido buenorro que tiene a todas las tías en bandeja. Inmediatamente te das la vuelta y le miras fijamente, lo cual le parece muy extraño.
-¿Qué miras, atontao? Aparta de mi camino - te dice Iván, algo inquieto por la mirada que le has puesto.
Pero tú tienes otros planes en mente, y decides que sería muy divertido...
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