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Un grado. Un relato a modo de reflexión sobre el protocolo de Copenhague.
Un grado. Un relato a modo de reflexión sobre el protocolo de Copenhague.


Me llamo Bartolomeu, y nací en la Ribera Peixe, que es un pueblito que está el Sureste de la Isla de Santo Tomé en el Golfo de Guinea.

Desde el año 2060 resido en Lisboa, en un pequeño apartamento de treinta metros cuadrados, junto a mi dulce Terezinha que Quiso Convertirse en mi mujer Cuando empezó todo a cambiar.

Mi pueblo era un pueblo de pobres, repleto de casas de madera, que los que podian, las pintaban de colores, para Darles un poquito mas de vida, pero la verdad, es que Pocos podian permitirse ese lujo Porque hasta el color, era un lujo. Pero tengo que Reconocer que me encantaban las casas de colores y volví loco a mi abuelo para que pintara la suya. Anduve Tanto, que al final lo conseguí y vino un domingo, de Santo Tomé, con tres latas de pintura de color azul cielo. Nos pusimos todos manos a la obra, mis padres, mis tíos, mis tías, mis hermanos y mis hermanas. En cinco horas estaba todo el trabajo terminado. Por fin Tenía una casa del color del cielo y además que se divisaba De Cualquier punto del pueblo.

La actividad principal en la era Peixe La Pesca, de la que vivíamos la Mayoría de las familias y que la alternábamos con la agricultura una pequeña escala, en los pequeños huertos que cada familia Tenía en los alrededores de sus casas. Lo que nos daba el mar y la tierra era Suficiente para sobrevivir dignamente Y tener algo para llevarnos a la boca.

Mi abuelo era un tipo simpático y trabajador. Se llamaba como yo, Bartolomeu. Pase la parte el alcalde de mi vida con él, todo lo que sé lo aprendí de el porqué era un hombre muy sabio. Me enseñó a leer y escribir con tan solo cuatro años. Pero no solo a eso, También a pescar ya cultivar en la huerta que Teníamos Detrás de nuestra casa.

Cada mañana, antes de que el Sol acostará por el horizonte, y me despertaba en silencio, salíamos en su pequeña canoa que él mismo se había construido Vaciando un viejo tronco. Utilizaba Para pescar, unas veces, una pequeña roja que lanzaba por la borda, y otras, unas cañas de bambú que había seleccionado y cortado de un bosque cercano, en el que había una zona en la que abundaban este tipo de estas cañas.

Una de estas mañanas, en el mes de septiembre de 2009, me llamo, como Hacía cada mañana nos dirigimos adentro y marzo Yo tenía solo ocho años. Estuvimos un buen rato pescando como hacíamos casi siempre. La pesca no se dio nada mal ese día, pero hubo una cosa que Llamó la atención de mi abuelo, me miró y me dijo:

o ¿Ves Estos cinco peces? Es la primera vez que los pesco, nunca los había visto por aquí.
o ¿Nunca abuelo? - Pregunté con asombro.
o No, nunca. Deben andar perdidos. Asunto al - Dijo sin darle la Importancia alcalde.

Pero mi abuelo, como ya les conté, era un hombre con inquietudes y le gustaba aprender. Misma Es inquietud le llevo a aprender leer ya escribir, Porque Qué fue el único, Después de las jornadas de pesca, Aún Siendo un niño, se iba todas las tardes a casa de un misionero portugués que impartía clases de lectura y escritura.

Así que ni corto ni perezoso Saló y secó uno de los ejemplares y lo guardó. Tuvo oportunidad Cuando, Viajó hasta la capital. Regreso a los dos días con un periódico bajo el brazo y una nota. Me llamó y me contó:

o Mira Bartolomeu, como te había dicho, este pez no es de esta zona, sino de mucho más abajo, del sur. Me han dicho que se captura muy cerca de las costas de Sudáfrica y lo más extraño es que lo Están cogiendo mucho, de hecho, fui al mercado y vi que en lo Vendiano Algunos puestos.
o ¿Queda muy lejos Sudáfrica, abuelo?
O Pues si, muy lejos, es lo más al sur del continente africano.
o ¿Y qué hace un pez del Sur por aquí?
O Pues Porque se siente a gusto, principalmente por la temperatura del agua. Mira, Los Peces Están en continúo movimiento, pero hasta cierto punto. Con cada estación se van moviendo de un Lugar a otro en busca de alimento o simplemente para reproducirse, pero siempre en Función de la temperatura del mar. Nunca verás un pez del Mar del Norte por aquí, Porque es un pez de agua fría, y aquí el agua es mucho más calentita.
o ¿El Mar del Norte? - Pregunté asombrado.
o En el Mar del Norte hace mucho frío. No es así podías estar, sin camisa, como estás ahora. Pero déjame que te siga contando. Cuando estuve en Santo Tomé fui a la biblioteca y preguntando aquí y allá, encontré un profesor que me dijo que eso se debía al calentamiento global.
o ¿El calentamiento global? - Le pregunté con los ojos como platos Porque jamás había oído SEE dos palabras.
O eso mismo le pregunté yo. Pero no para marearte, me dijo que DEBIDO a la acción del hombre, sobre todo al CO2 de las industrias y los coches, la temperatura de la tierra Se estaba calentando y por tanto, el agua del mar también, y que Dentro de muchos años , si no se Toman medidas, los polos se derretirán, el nivel de las aguas subirá muchas y Zonas Costeras se las Tragara el mar.
o ¿Pero nosotros no tenemos ni industrias ni coches? ¿Qué culpa tenemos? -Le cuestioné con algo de rabia.
O Ninguna Bartolomeu, no tenemos ninguna. Pero el CO2 que sueltan las industrias y los coches es como el humo de una hoguera, y sube que va de un lado un otro sin control. No tiene fronteras.
Entonces o, si los hombres siguen los coches y con las industrias ¿Ribera Peixe Desaparecera? - Le interrogué con el reflejo del miedo en mi cara.
o No, eso no ocurrirá. - Me contestó con tono tranquilizador-También me dijo el profesor, que casi Todos los países habían firmado un Acuerdo para parar el cambio climático que se llama Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático que es para detener el calentamiento global.

En ese momento yo no entendí muy bien lo que me decía mi abuelo, pero a partir de ahí ese Empiezo a interesarse por todo lo relacionado con el cambio climático y cada dos semanas viajaba un Santo Tomé para traer nueva información que compartía conmigo.

Cada vez que salíamos a pescar, tomaba la temperatura del mar que yo apuntaba en una pequeña libretilla. También se preocupo de anotar hasta qué punto llegaba la pleamar y la bajamar en la playa principal de Peixe.

Llevamos veinticuatro años tomando muestras de temperatura y de los puntos hasta donde llegaba la marea. Justo un mes antes de morir, en el año 2033, analizamos las tablas. Los primeros diez años la temperatura no se modificó sustancialmente, pero en el segundo decenio, ya partir de la Adquisición de un TERMÓMETRO digital, que tomaba las Medidas más fiablemente, el asunto Empiezo a preocuparnos Seriamente. La temperatura había subido medio grado desde 2009-2033 y cada vez, la marea llegaba más arriba. De hecho muchos de nuestros vecinos Tuvieron que comerle terreno a la selva para poder Construir sus nuevas casas.

Él me miro fijamente y me dijo:

o esto es hijo imparable, imparable. - Me manifestó con un tono de abatimiento en sus palabras.
o Lo sé abuelo. - Le dije con desesperanza y tristeza.
o ¿Sabes? Tenía la ilusión de que el hombre que tomaría conciencia y pararía este desastre anunciado. Pero ha preferido mirar hacia otro lado y no pensar en el futuro, pero no solo en el suyo, sino en el de todas las especies. Porque no muy lejos de aquí, muchas Están desapareciendo especies.
Yo también estoy triste o rabioso y, Porque Lo que se está haciendo kilómetros de kilómetros de aquí, nos está afectando y no podemos hacer nada, solo de ser mudos espectadores de una catástrofe.

A partir del fallecimiento de mi abuelo, yo seguí tomando muestras, viviendo y pescando en Ribera Peixe, constatando que año tras año la temperatura del mar seguia subiendo MANERA DE silenciosa y sabiendo que aquel Protocolo de Kioto no había servido para nada.

Después supe que mucho se firmaron otros protocolos para frenar el cambio climático, pero de poco sirvieron para frenar la subida del mar.

En el verano de 2050 volví a Analizar las tablas y las anotaciones. La temperatura había subido un grado y el mar ya se había comido medio pueblo, incluso, la casa de mi abuelo que tuvimos la Trasladar dos años antes, Porque yo Sabía que tarde o temprano, el mar acabaría con ella.

Ese mismo año hablé con Terezinha para irnos de Ribera Peixe y mudarnos a Santo Santo, Porque ya en mi pueblo no había futuro. Ella, comprensiva como siempre, me dijo que sí, pero que lo dejásemos para final de año. Pero justo antes de empezar el otoño, el mar nos dio el golpe de gracia y un temporal del Sur, de viento y lluvia, como jamás habíamos visto, arraso totalmente nuestro pueblo. No quedó ninguna casa en pie. Yo Mire a mi mujer, y ella asintió. Lo cogimos en solitario que pudimos cargar y nos fuimos para siempre de Ribera Peixe, en busca de un futuro mejor. Conmigo me llevé las viejas notas de mi abuelo sobre el cambio climático y el calentamiento global, y dejé Enterradas las esperanzas de que el hombre, algún día, Si pudiera tomar conciencia sobre su futuro y el de la tierra.
Ahora, aquí en Lisboa, me levanto cada mañana y muy temprano antes de ir trabajar a la pescadería, tomo la temperatura del mar como en la Ribera Hacía Peixe. Lidero un grupo ecologista local, llamado "Ni un grado más" que lucha por mitigar el cambio climático en el que estamos inmersos y dando cursos y conferencias sobre el clima. Y siempre las empiezo De la misma manera. "No echamos de menos algo hasta que lo perdemos nosotros y hemos perdido una parte de la tierra, pero con la esperanza de volver a recuperarla".
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